miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tropiezos de Navidad



Un demonio en Navidad.

Se asomó por el puente y besó la Luna. La risa y el crepitar de las balas desviaron su mirada.
Trazando glifos en el aire contó las casas donde cundía la melancolía. Vapor verdoso manaba de cada ventana. Aroma de manzanas verdes.
—Medianoche, arrecia el hambre —turbios fantasmas colgaban como frutos de los árboles.
Los niños crecen y los viejos mueren.
 
Ya no cuesta nada llevarme un alma —el vapor verde comenzó a brotar de cada poro de su piel.  Sus ojos eran pasas abrillantadas.
—La navidad ya no es lo que era.
 

Árbol de Navidad 


La desilusión y el berrinche fueron tan grandes que hizo prometer a su padre que cada año el regalo de Navidad sería algo que pudiese abarcar la sombra del árbol que eligiera.
Así consiguió un libro de acertijos, luego una bicicleta, un coche con el caballito saltarín, el grupo de bailarinas de moda, un helicóptero, un búnker, un pueblo cerca de Nepal, un tren con judíos, Hiroshima y Nagasaki, entre otros caprichos.
               
Al final, obtuvo un presente que sólo pudo contemplar viajando a través agujeros negros, la Tierra fue un abalorio de su último árbol de Navidad.
 
 
 

1 comentario:

Nedda González Núñez dijo...

Sí! Originales. Santa y Papá Noel mutados en dioses y demonios!