lunes, 27 de febrero de 2012

"Hija" 31 01 2012

Una lágrima que recorre el fino rostro de porcelana modelado a mano y la boca agrietada por la pena, enmarcan su silencio frente al cadáver de la madre, maniquí tajeado por el sol de la persiana, por la sangre y por los años.
     La pequeña, arrinconada en la humedad, sabe que ya nadie le cambiará el vestido de tul con delicadeza ni le dará de comer en la boca entonando una canción de cuna. Nadie le contará de quermeses y buenos mozos, de luces multicolores y señoras con miriñaque. Nadie la perfumará con alcanfor y la llevará a hacer las compras en su cochecito. Ni la volverá a llamar “hija querida” con voz aguda y dulce. Así que prefiere quedar sumergida en el arcón de viaje, entre recuerdos y álbumes descosidos por las décadas, antes que terminar siendo el juguete viejo y roto de alguien más.







Imágen: "El tiempo pasa" de A. Torres

3 comentarios:

Nedda González Núñez dijo...

Muy lindo relato! Cuánta melancolía... En mi casa llegué a ver una muñeca de porcelana que había sido de alguien de la familia. Me pregunto cuál habrá sido su relación con la dueña.

David Cotos dijo...

asu pobre muñequita.

Claudio Siadore dijo...

Pobres muñequitas, después de tantas historias y diálogos con sus madres, terminar en un cajón.