sábado, 31 de marzo de 2012

Perdido en el bosque


El hombrecito del bosque


    Hay quienes dicen, al ver la madriguera en mi jardín, que parece el hoyo de un conejo, pero no lo es: allí vivió hace un tiempo el hombrecito que vino del bosque. Lo sé porque yo lo he conocido, soñé con él una vez, y se enamoró de mí.
                Una noche de luna golpeó mi ventana, y le di paso al reconocer su sonrisa.
                Compartimos largos diálogos; él deseaba raptarme de mi mundo e integrarme a su familia. Contaba que allí cada fogón era un hogar, que el cielo daba de comer planetas, que aún había lobos con quien hablar, y que, con paciencia, me volvería como él.
                Yo, que no soporto caminar sobre el barro, asentía con la cabeza, pero dilataba mi decisión.
                Una noche de septiembre, hizo que los árboles ladearan sus copas para que la luna iluminara la ría.
—Volveré al bosque —dijo señalándolo—, y allí te esperaré.
                Zarpó sonriendo, acoplado al tallo de una rosa. Lo vi a través de la cruz de mi ventana, desapareciendo entre los reflejos y la espuma del agua.
                Desde entonces, al pasar por cualquier bosque, se me humedecen los ojos.

 Fantasma

  Tu figura velada se perdió en el bosque. La noche era como aquella noche, la luna segaba virutas de cristal celestes. Las aves pretendían disuadirme con sus graznidos, mientras un lobo acechaba al costado del camino.
              La brisa parecía susurrar desde las copas de los árboles.
—Por allí —murmuró un roble.
—¡No sigas! —lloraba en el sauce.
              Yo me quitaba las ramas de encima. Las bocas de oscuridad proponían atajos dudosos. Y, casi tropezando, llegué al claro donde está nuestra casa. Tu carita congestionada asomó por la ventana, y miró hacia mí, pero no me viste. Algo te había llamado la atención. Entonces, el rugido del lobo y al voltear, los faroles de sus ojos sobre mí.
              Al caer desaparecí, y despertaste.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta....Te quiero

Claudio Siadore dijo...

Yo tambón!