sábado, 28 de enero de 2012

Abducción


Abducción.


En un pestañeo corría por el bosque a la oscuridad de la tarde. Las ramas se cruzaban en el sendero mientras las luces funerales me perseguían chillando. No sabía bien qué transgresión había cometido, quienes eran aquellos que estaban por cazarme, entonces recordé:
Una gigantesca mole circular me había encandilado con sus faroles y me abdujo sin poder ofrecer resistencia. En un momento me hallaba rodeado de seres extraños en un vestíbulo del que partían túneles y gigantescas vitrinas. La temperatura era ideal para acomodarse, pero algo oscuro acechaba.
Todos los seres que transitaban por la mole llevaban sacos de diversos colores, con símbolos, cruces, lunas, estrellas, inscripciones, y me sentía segregado porque yo no tenía bolsa alguna.
“Cámaras”, sabía que las cámaras me vigilaban; y los seres… no recordaba los rostros de los seres, tenían cabeza como de conejo pero con orejas pequeñas. Me sentí desnudo y con ganas de tomar una de esos paquetes. Me miraban, me miraban las cámaras y las criaturas me miraban.
Cada vez que alguna de esas aberraciones entraban, por lo general de a pares, en sus vitrinas, las disecaban haciéndoles estallar las cabezas por dentro. La temperatura aumentaba, lo recuerdo bien. Entonces, para aplacar mi angustia, mordí un trozo de alimento dulce que ofrecían, y comenzaron a gritar y a perseguirme.
Ahora, rodeado de bosque, las luces están sobre mí.
“Unas trancadas más y llegaré a la cueva”, las sirenas parecían aullidos de lobos hambrientos. Las raíces me tendieron zancadillas. Dos de aquellas criaturas vestidas de azul me tomaron de los cuernos, y el nombre de la mole volvió a mi mente como un piedrazo: Shopping, y esas letras significaban asesino.



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