-Entonces, ¿cómo podemos saber que esto no es un sueño?- dijo Ana, mientras la Luna se diluía en sus cabellos de plata.
-Solo basta con dejar de mirarnos para saberlo- sonreía Amador.
-Yo no quiero averiguarlo -susurró ella.
Amador la besó, desplegó sus alas y la llevó a volar.
Pronto cerraron sus ojos.
-Solo basta con dejar de mirarnos para saberlo- sonreía Amador.
-Yo no quiero averiguarlo -susurró ella.
Amador la besó, desplegó sus alas y la llevó a volar.
Pronto cerraron sus ojos.
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