Defensor del Bien y la Justicia. Último Paladín en pié de un ejército que se perdió hace años. Quienes veían su otro rostro lo llamaban Humberto Reinoso, pero a todos legó Amor, Humildad y Lealtad. En el pueblo en que nació, las banderas flamean a media asta. Su fortaleza y agilidad no alcanzaron para soportar los embates de un viejo y ceniciento enemigo.
Ya malherido, pero de pié, pidió a su mujer que lo abrace y le dijo que estaba más linda que nunca.
Algunos afirman que ha muerto, pero el Caballero Rojo se ha quitado otra de sus máscaras para descansar y contemplar, desde otro rincón, la Existencia.
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